Hace como un mes, o veinte dias, o algo así, mientras mirábamos una serie con Gus y esperábamos que fuera la hora de pensar en la comida, sonó el teléfono. Número de Recoleta. Gus atiende y me pasa.
Del otro lado del maldito aparato una ola gigantesca de pasado me arrasó. Hola Mechi, soy Mariu. Traté de sonar natural, relajada, adulta y superada. Obvio que sin conseguirlo. Entonces me cuenta que cumplimos veinte años de egresadas del colegio, que se reúnen y que me quiere agregar a la lista de mails que intenta poner de acuerdo a todas en un día y una hora.
Me despido como puedo y me quedo totalmente descentrada y aturdida. Me aturden los veinte años, el paso del tiempo, la vida que no frena. Y me descentra porque de golpe vuelvo a tener 16, tengo el uniforme demasiado nuevo y demasiado largo...demasiado "reglamentario". Otra vez estoy de pie frente a 46 adolescentes que me miran desde el altar de sus espacios consolidados. Otra vez se mueren mis viejos, otra vez dejo mi casa, otra vez armo una nueva, otra vez estoy ahi, intentando descifrar unos códigos ajenos. Ufff. Y yo que sólo quería descansar mi mente antes de cocinar.....
Entonces la adulta que soy toma el control de la situación, me recuerda que el tiempo sí pasó y que no tengo porqué ir a un lugar que no quiero. Listo, lo decido y lo hago. Le cuento a Mad, que de entre estas 46 fue la única que perduró -y cómo- en mi vida. Sería divertido, me dice. Y creo que sí, lo sería, si no tuviera tanto miedo de bajarme del auto y tener 16 vulnerables años. Sólo que tengo 38, estoy más arrugada, más gorda y más vieja. Y mucho menos tolerante.
Y entonces mando el mail amable diciendo que no voy. Y me tranquilizo, me relajo y toda mi vida vuelve a tener el color que yo le doy.
Pero nada es para siempre....el pasado se empeña en regresar y ahora me invitan a otra fiesta de veinte años de egresados, de la escuela de la que me fui cuando tenia 16...Eso sí, lo bueno es que la convocatoria es por feisbuk y ni siquiera tengo que responder.
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