Sueño no tan imposible de lograr si no fuera porque a mi gentil compañero no le gusta ná de ná la arena y el "tiempo perdido" de la vida en la playa.
Otros tantos años pero hacia acá, a Gus le regalaron un viaje para dos -gentileza del trabajo- para Bahia. Y lo logré. Es difícil negarse a la posibilidad de pasaje aereo-una semana de hotel- pasaje aereo, todo gratis y fácil de conseguir.
Ahora armo las valijas y pienso en la arena blanca, las iglesias viejas con las maderas de colores descascarados, las calles empedradas, las mujeres vestidas de blanco, el aroma de las frutas, el sonido del mar, los mercados callejeros...y agradezco a quien deba agradecer por tan espléndido regalo.