sábado, 12 de noviembre de 2011

De "frasquitos" teóricos

El miércoles pasado tenía que exponer un trabajo en unas jornadas. Pero no era cualquier jornada, sino una a la que me habían invitado personalmente a participar. De hecho, cuando me llamó la organizadora, yo le dije "mirá, Fulana, que mis temas de estudio no son muy bien recibidos en esos espacios, no te preocupes y gracias por la invitación". Pero ella insistió, le gustó el tema que estaba estudiando y me insistió. Y yo, presa de un ataque de estupidez, acepté.

No sólo que mi exposición figuraba en el programa del primer día, sino que me adjudicaron la apertura de los trabajos. Ahi vamos, me dije. Y arranqué. Estaba desarrollando la primer idea del trabajo -la difusión y apropiación de las terapias new age en ámbitos urbanos- cuando tomé conciencia de la cara de culo manifiesta de una señora (muy prestigiosa ella en su ámbito folklórico), sentada en la primer fila del auditorio. Me miraba casi con odio, que puede ser una cuestión subjetiva, lo sé, pero era objetiva su mala onda y su incomodidad. Se revolvía en la silla y cuchicheaba con el señor de al lado.

De pronto el texto despareció. Comprendí cabalmente la experiencia de disociación. Terminé de dar mi trabajo -no fue una gran exposición pero tampoco estuvo tanmal- y durante esos veinte minutos, yo fui su cara de culo. Terminó el tiempo, no hubo preguntas, me retiré a mi silla, escuche dos trabajos más y me fuí.

Al día siguiente, leo un correo que la señora en cuestión intercambió con la organizadora, la que tuvo el gesto de ponernos en copia (a mí y a la directora del centro). Era un intercambio epistolar de unos cuatro mails, en los que primeramente la señora O. se mostró franca y abiertamente "ofendida" por el tipo de trabajos que se aceptaban y encima, textual, "en la apertura". Luego, sus respuestas a las educadas y tangenciales mandadasalamierda de la organizadora, contestaban con ironía cuestiones tales como "te dejo porque me voy a hacer yoga". Alli, decía que mi tema intentaba entrar en un "frasquito" que vendría a ser su área de estudio, o lo que ella entiende por su área de estudio.

Y entonces, yo, el muerto al que nadie le dio vela en ese entierro, quisiera decirle a la señora O. que lamento que mi trabajo no le haya gustado. Que mi tema no le parezca "adecuado". Que considere que su área de estudio es tan pequeña y acotada como para entrar en un frasquito. Que prefiera escuchar un trabajo descriptivo donde se enumeren las velas y la ubicación de las ofrendas en una ermita, sin que se analice el significado de esos objetos y la manera en que califican ese espacio. Que lamento que no haya leido nada de nada desde Cortazar (no Julio, otro) y que su ultima reflexión tenga olor a naftalina. Que salga a la calle y vea el mundo. Que hable con las personas a su alrededor y se de cuenta de cómo cambió la manera en que todos comprendemos y explicamos nuestras experiencias. Que ya no hay paisanos con uniforme de gaucho y chinitas que ceban mate con trenzas y pollera a lunares. En fin, quisiera decirle que lamento que este tan vieja y tan hinchapelotas.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Releyendo

Estuve releyendo el blog anterior, el de Margaritas. Como Gustavo decidió "destruir" su máquina y rehacerla, me vi obligada a recuperar todos los archivos que había dejado prolijamente guardados en su compu. Inevitable no leer, como cuando arreglas un ropero y tardas mil horas porque te detenes -en los recuerdos- de cada objeto.

Concluyo: era bastante más habilidosa para escribir. Como que tenía más onda, había encontrado un registro simpático, que se perdió.

Y entonces recuerdo esa famosa charla de la falta de espontaneidad que viene con los años y me sorprendo al darme cuenta que siempre podes perder frescura...y siempre podes envejecer.

En fin, que lo de "nos vamos poniendo viejos" se ha vuelto cada vez más real.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

De las formas que me molestan

Si tenes que contarme algo, no me des seis ejemplos de cada frase, te juro que entiendo el concepto de categoría y clase....